Un estudio revela que el 1,7% de todas las extracciones de líquido vital en el mundo se destina a la producción del hormigón.
El concreto es el material para la construcción más utilizado en el mundo y también uno de los más contaminantes. Su proceso de producción aporta a la emisión de gases de efecto invernadero y un reciente estudio muestra su impacto en las fuentes de agua.
La investigación publicada este mes en la versión online de la revista Nature muestra que del total de las extracciones de agua de fuentes naturales destinadas para el sector industrial, un 9% corresponde a la producción de concreto. Esta cifra representa el 1,7% de todas las extracciones de agua que se realizan en el mundo.
Según los autores de este estudio, esta es la primera vez que se cuantifican los impactos de este material en los recursos hídricos. En investigaciones pasadas se habían enfocado solo en la relación entre la producción de hormigón y la contaminación ambiental.
Hasta el momento se ha determinado que el proceso de fabricación del concreto contribuye al 8,6% de las emisiones globales de CO2 asociadas a las fuentes humanas. Con este estudio ahora se conoce que el impacto en el agua ocurre durante todas las fases de la producción de este material.
Durante todo el proceso se consumen 16,6 km3 de agua anualmente, lo que equivale al consumo anual doméstico de 145 millones de residentes en Estados Unidos.
El uso de este material ha cobrado mayor popularidad en los últimos 50 años, sobre todo por su bajo costo y la facilidad de moldeo.
El estudio muestra que la situación se puede complicar en el futuro, ya que en el 2050 el 75% de la demanda de agua para la producción de concreto provendrá de las regiones que se cree que tendrán más escasez de agua.
Santiago Vaca, arquitecto especializado en innovación tecnológica en su campo, explica que es posible reemplazar este material con iniciativas más sustentables. Vaca se ha enfocado en buscar formas de que la arquitectura pueda incluir a plantas y otras especies que contribuyen al ambiente.
Este arquitecto realizó un estudio para introducir a las algas unicelulares en el proceso. Para esto, cuenta, se debe generar un panel, tipo pecera, para colocar el agua y las algas. Después se ubica a estos organismos frente a una fachada en una posición que reciban sol y cuando ya empiezan a percibir el calor, las algas se empiezan a multiplicar y absorben los elementos del agua. Esto permite que el líquido se purifique.
En otras partes del mundo, dice Vaca, se están haciendo prototipos de bloques y sistemas constructivos con base en hongos y arquitectura que se enfoca en crear ecosistemas. Para este arquitecto, es posible implementar técnicas como el uso de materiales orgánicos para generar un menor impacto en el planeta.
En Tokio se construirá el primer rascacielos del mundo fabricado solo con madera, que se prevé estará listo en el 2041. Esta edificación tendrá alrededor de 350 metros de altura, 70 pisos y estará hecho en un 90% por madera procesada. Para el otro 10% del rascacielos se utilizará acero.
Según el Instituto de Investigación de Tsukuba de Sumitomo y la compañía Nikken Sekkei, creadores del proyecto, en el interior de la edificación habrá jardines y espacios verdes para fomentar el uso de plantas en las ciudades y de motivar a la deforestación.
Vaca explica que “es necesario volver a la tierra y utilizar materiales naturales”. En el país, dice, todavía hay varios aspectos que se deben mejorar para implementar una arquitectura más sostenible.
Por lo general, dice, se emplean paneles solares o sistemas para recoger agua lluvia en los hogares como una forma de crear construcciones más conscientes, pero se sigue construyendo con hormigón o madera proveniente de bosques primarios.
Si se utilizan recursos madereros provenientes de árboles que tardan en crecer, el impacto va a ser el mismo o, incluso más dañino, que al utilizar el hormigón. Vaca recomienda utilizar maderas de plantas no nativas como el eucalipto.
FUENTE: El Comercio